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REFLEXIONES PANDÉMICAS

Actualizado: 19 jul 2021

Por: Jairo Arturo Fontalvo Sarmiento.



No volveremos a ser los mismos, la vida nos ha cambiado, por eso es el momento de dirigir nuevamente nuestra mirada a DIOS, de fortalecer los vínculos familiares, de servir con amor a los demás, de sentir el aroma de la naturaleza, de tomarse un café sin tanta prisa, de perdonar con más facilidad, de abrazar sin que te lo pidan, de sonreír, aunque existan problemas y de perseverar para consolidar tus sueños. No esperes otra Pandemia, no permitas que se te escape la vida, en fin, llegó el tiempo para AMAR, llegó el tiempo de DIOS.


La Pandemia nos ha enseñado que, para ser feliz, no necesitamos nacer en cunas de oro, sino en el sublime pesebre de la humildad. Ha puesto en descubierto la fragilidad del Poder. Igualmente, nos invita a que imitemos el amor de Jesús, la fe de María y la caridad de José. Nos ha impulsado a valorar más los bienes espirituales, a ser solidarios con los demás, a conocer nuestra esencia y a que nuestros corazones renazcan en la unidad, la reconciliación y el perdón.


Salir a la calle, es un acto de valentía de seres inefables, es lanzarse a la guerra con el arma del tapaboca, es enfrentarse a la realidad que luce fantasiosa desde casa, es pensar que el más mínimo error puede costarte la vida, es desconfiar en los demás para proteger a nuestra familia, es entender al soldado cuando le toca enfrentar la batalla, es comprender a las aves cuando deciden salir de su nido, en fin, es recordar a DIOS como única esperanza para salvarnos.


Con esta crisis de la Pandemia, seguramente a todos se nos ha pasado por la cabeza el siguiente pensamiento: "será que el próximo contagiado o fallecido seré yo". Es normal y humano pensar así, quien no haya sentido por lo menos un poco de miedo, que tire la primera piedra, sin embargo, en la medida que nos acerquemos más a Dios, nos alejamos más del Virus, pues sin oración no hay fe, y sin fe no hay esperanza. Conclusión: el miedo al Coronavirus es producto de la ausencia de Dios en nuestra vida y en nuestro corazón.


Hago un llamado respetuoso a la UNIDAD entre la ciudadanía, las autoridades políticas, administrativas y de control. En esta época de crisis, se necesita trabajar conjuntamente para defender los intereses superiores de la Patria. Un país dividido, jamás superará la crisis del Covid19. Como diría Bolívar: "Si las muertes lamentables contribuyen para que se consolide la unión y cesen los inútiles intereses partidistas y particulares, Colombia vivirá en paz y tranquilidad".


Todos nos miramos celosamente con el arma del tapaboca, como si fuéramos robot lanzados a la guerra, una ciudadanía con mirada desconfiada y un silencio desafiante, una sociedad llena de miedo, andando como soldados al combate, una humanidad dispuesta a coger el fusil de las vacunas para vencer al enemigo invisible, en fin, otro mundo que nos transporta a la verdad de que la vida nos ha cambiado y necesitamos ahora más que nunca del amor y la misericordia de Dios.


Nunca hacen una llamada, pero son los primeros en publicar la muerte de alguien. Les cuesta dar un abrazo, pero publican 10 fotos de quien falleció. Nunca tienen un gesto noble, pero son los primeros en llegar a la funeraria. Nunca mandan un mensaje, pero llenan las redes sociales de la cinta negra. En fin, no esperemos más, es tiempo inaplazable de AMAR.


Si tuviste la capacidad de volver viral un video o foto con un mensaje negativo, porque ahora no tienes la capacidad de aceptar el Coronavirus y volverlo viral. Conclusión: No hagas con los demás lo que no quieres que te hagan a ti. Por eso, creería que las crisis se presentan como grandes oportunidades para autoevaluarnos y restaurar nuestra sociedad.


Quédate en casa, para que la unión familiar sea la fuerza que no deje entrar al mal. Quédate en casa, para que el mundo sepa que tu obediencia salvó miles de vidas. Quédate en casa, para que la oración llegue más rápido al cielo. Quédate en casa, para que la imprudencia nunca supere al esfuerzo. Quédate en casa, para que la naturaleza descanse y sonría. Quédate en casa, para que seas ejemplo diáfano de paciencia ante tus hijos. Quédate en casa, para que las aves sientan que no son las únicas que se quedan en su jaula. Quédate en casa, para que no te lamentes desde el cielo que por terquedad no compartiste más con tus seres queridos. En fin, quédate en casa, para que tu obediencia sea la mejor demostración de tu gran amor por DIOS.


La crisis del Coronavirus ha hecho que el mundo dirija su mirada a Dios, ha devuelto la conciencia de vivir intensamente, ha forjado lazos amorosos en la familia, ha unido milagrosamente corrientes políticas, ha hecho reaccionar a la soberbia humana, ha recobrado el valor del principio de solidaridad, ha hecho renacer el espíritu de humildad, nos ha recordado que debemos perdonar, ha puesto de presente que orar es la mejor opción, ha hecho olvidar las ínfulas de Poder, en fin, nos ha impulsado a reconocer que sin Dios no somos nada y que confiando en Él seremos un mejor país y una mejor sociedad

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