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¿QUÉ ES LA FILOSOFÍA DE LA TECNOLOGÍA?

Por: Bernardo Carreño Gómez. Doctor en derecho.


1. Notas exordiales.


La relación entre filosofía y tecnología no ha sido muy bien definida hasta en los actuales momentos. Desde la Tecné de Platón y Aristóteles y su conocimiento filosófico, hasta la comprensión contemporánea de la visión metafórica entre filosofía y tecnología.


2. Algunas perspectivas de encuentro.


No se puede afirmar con total seguridad que la tecnología sea una prolongación de la actividad mental de la persona humana. Que las leyes humanas -entiéndase las desarrolladas por la cognición- prevalecerían sobre las naturales. Al contrario, la mente humana está dada para el descubrimiento de las leyes que gobiernan el interior y el constructo exterior de su individualidad, pero, también, para el descubrimiento de las leyes naturales, del cosmos, de la infinita creación.


Ahí, el autor James K. Feibleman distingue entre ciencia pura y ciencia aplicada según los fines de cada cual: mientras que el objetivo de la ciencia pura sería la explicación de la naturaleza, el de la ciencia aplicada sería el control de la misma, mediante el descubrimiento de aplicaciones de la ciencia pura. A diferencia del “sistema de interpretaciones” de la ciencia pura que constituiría la ciencia aplicada, la tecnología sería el “nivel de operación concreta” de esta última, y estaría por lo tanto “un paso adelante”, respecto de la ciencia aplicada, en la resolución de problemas que implicaría pasar de la teoría a la práctica (García., 2017).


Una de las expresiones más enriquecidas de la persona humana es el lenguaje, pero uno de los mayores logros de la humanidad es la técnica, la tecnología y la ciencia que se expresa ya por un lenguaje matemático o es elemento de reflexión filosófica. No todo lo que las personas humanas poseen son los ya finiquitados elementos hallados hasta el momento. El universo personal es también infinito, como es infinita la creación cósmica.


El descubrimiento de la persona humana y del cosmos ha necesitado tanto de la filosofía, como de la ciencia, como de la tecnología, y, por qué no decirlo, de la técnica. ¿Qué puede develar la filosofía ante la complexión diferencial de los multiuniversos humanos y cósmicos? Que la técnica, la tecnología y la ciencia le pueden ofrecer rudimentos no solamente ontológicos, sino empíricos para su razón.


Levinson se refiere al debate entre “empiristas” e “idealistas” como un problema sobre “las fuentes de nuestro conocimiento”. Lo que definiría al empirismo en su esquema es la caracterización de la mente como un recipiente pasivo, mientras que la causa del idealismo sería la defensa de un intelecto creativo, llegando a postular, en su versión más extrema, la inexistencia de un mundo “material” como fuente de nuestro conocimiento. El intento kantiano de reconciliar estas dos posturas habría consistido en una fórmula “interaccionista”, según la cual el mundo externo proporcionaría el material del conocimiento, y la mente aportaría las relaciones necesarias o la forma del mismo. (Catarina, 2023).


¿Se podría afirmar que la filosofía frente a la técnica, tecnología y ciencia es materia acabada para encontrar el sitio de la persona humana dentro de la creación y así poder resolver uno de los mayores problemas que ha enfrentado? Apodícticamente, se puede inferir que no. Ellas son elementos diferenciales de una complexión infinitamente diferencial que las abarca, pero que no son suficientes para una hermenéutica del análisis, la interpretación, comprensión y transformación completa de la interioridad humana como, así, del contentivo que la contiene.


Lo cierto es que la postura de Levinson difiere muy poco de la de Feibleman en el sentido de que el arte podría considerarse también “encarnación” de “teorías” dirigidas a la resolución de problemas, por lo que habría que preguntar por el estatus filosófico de tales problemas. Mitcham y Mackey no se definen al respecto; sencillamente exigen que una “definición filosóficamente adecuada” de la tecnología la distinga claramente del arte, de la filosofía, de la ciencia, etcétera (Catarina, 2023).


Se realizan aproximaciones lógico-matemáticas y argumentales, pero no definitivas. Todo lo anterior conforma una visión minimalista, incluyendo lo holístico, dado que lo que hologramatizamos son compuestos infinitisimales de variables y categorías que se esbozan a través de estructuras y funciones. Así, la mente es una estructura, como lo es la conciencia humana que posee una función. El orden natural de las cosas, los multiversos, son estructuras que poseen una función en la creación infinita. No es posible abarcarlos holísticamente, podemos aproximarnos complexionalmente a través de complexiones diferenciales sintéticas en unos niveles de frecuencia y de resonancia alta de la cognición y conciencia humana.


Ahora bien, yendo la reflexión en función de la ingeniería como una disciplina paradigmática del universo tecnológico, y, que debe correlacionarse con los anteriores temas, se debe abordar desde tres dimensiones (Guiuliano, 2023):


(i) el conocimiento en tecnología difiere del de la ciencia aplicada, (ii) los productos de la tecnología no son socialmente neutrales y (iii) la actividad del diseño tecnológico está mutuamente condicionada por la conjunción de factores técnicos internos y sociales y culturales externos. Se sugerirá que afirmaciones como las mencionadas tienen un efecto substancial en la consecución de un desarrollo sostenible en tanto no puede pensarse el mismo sin tener en consideración las particularidades del proceso tecnológico.


En términos generales, y, en función de la reflexión en tecnología -especialmente la ingenieril-, encontramos en la actualidad tres perspectivas: 1) el conocimiento en tecnología difiere del de la ciencia aplicada. 2) la actividad del diseño tecnológico está condicionada no sólo por factores técnicos internos sino también por sociales y culturales externos; 3) los productos de la tecnología no son socialmente neutrales (Guiuliano, 2023).


Se sugiere que afirmaciones como las mencionadas deben inducir un cambio profundo en la concepción de la ingeniería que se inscriba normativamente dentro del proceso histórico de su enseñanza y ejercicio (Guiuliano, 2023). En sus comienzos institucionales la formación estaba fundamentalmente guiada por la pregunta pragmática sobre el objeto, en conocer empíricamente el “cómo funciona” (“know how”). Luego, bajo la influencia positivista de comienzos del siglo XX, se sumó a la anterior, y cada vez con más peso, la pregunta científica: “por qué funciona” (“know what”). Ahora, frente a la realidad de la época actual, es tiempo de sumar una tercera, la pregunta contextual, que se interroga por los fines: “para qué y para quién funciona y cuáles son sus consecuencias” (“know why”) (Guiuliano, 2023).


El hecho de que la filosofía de la tecnología sea, más que el resultado de circunstancias académicas, la respuesta a los problemas planteados por la ciencia y la tecnología contemporáneas en nuestro mundo, le confiere un especial valor de actualidad y la distingue con claridad de otras corrientes filosóficas de orientación más clásica, enfrascadas, por lo general, en cuestiones de tipo interno (Mitcham, 1989).


En el libro de Mitcham ¿Qué es la filosofía de la ciencia? se enfocan las cuestiones básicas de la filosofía de la tecnología desde tres perspectivas. La primera es una aproximación histórico-filosófica para identificar el cuestionamiento realizado desde el campo de las humanidades, el verdadero centro de la filosofía de la tecnología. La segunda parte complementa la perspectiva inicial con un examen más analítico de este cuestionamiento, estudiándolo desde el punto de vista de las principales ramas de la propia filosofía. No obstante, el centro de gravedad de esta segunda parte es la ética. La tercera parte retoma, aunque de forma modificada, la discusión histórico-filosófica. Ahora se centra en la cuestión ética de fondo, la responsabilidad moral respecto a la tecnología (Mitcham, 1989).


Efectivamente, se puede argüir que la dimensión humana, analítica y ética de la ciencia es indudablemente los pilares para una reflexión hologramatizante y complexional de la filosofía de la tecnología y de la ciencia en los actuales tiempos. No se pueden soslayar ni excluir si realizamos de alguna manera un acercamiento a esta forma de desarrollo y evolución humana.


3. Conclusión.


De esa manera, la filosofía se expresa a través de un lenguaje reduccionista, como, así las cosas, lo hace la técnica, la tecnología y la ciencia. El lenguaje propiamente de algo que pueda superar a la filosofía, la técnica, la tecnología y la ciencia, aún no ha sido desarrollado por el intelecto humano.


Referencias.


Catarina. (14 de Junio de 2023). Obtenido de http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lhu/mendez_c_g/capitulo1.pdf

García., F. &. (17 de Junio de 2017). Obtenido de Flórez Quintero, Daian Tatiana, and Carlos Emilio García Duque. "LA NATURALEZA DE LA TECNOLOGIA Y SUS VINCULOS CON LA CIENCIA: UNA PERSPECTIVA REALISTA Y ANALOGICA." Discusiones Filosoficas, vol. 18, no. 30, Jan.-June 2017, pp. 63+. Gale OneFile: Informe

Guiuliano, G. (15 de Julio de 2023). Obtenido de https://universitam.edu.mx/campus/pluginfile.php/53980/mod_resource/content/4/Lectura%20%20V%20Filosofia%20de%20la%20tecnologia%20e%20ingenieria%20sostenible.pdf

Mitcham, C. (1989). Qué es la filosofía de la ciencia. Barcelona: Anthropos.

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