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PANDEMIA: OPORTUNIDAD PARA DESCUBRIR A DIOS

Por: Jairo Arturo Fontalvo Sarmiento.


»¡Volvamos a Dios! Si lo hacemos así, él vendrá a buscarnos; vendrá como el sol de cada día, ¡como las primeras lluvias que caen en primavera!» Oseas 6:3


En el crepúsculo de la memoria, esta pandemia nos ha impulsado a mirar nuevamente a Dios, para conocer mejor nuestra esencia bajo el respiro necesario de la oración. Ha hecho que las familias vuelvan a unirse como iglesia doméstica y mensajera de fe y amor en el mundo entero. No es más, que el reconocimiento de la fragilidad humana ante la omnipotencia divina.


Esta época difícil nos debe animar a escuchar la palabra del evangelio para hacerla vida en nosotros, pues el Señor nos está advirtiendo que sin Él no somos nada. Aunque te hagas el loco y lleves una vida desenfrenada, finalmente todos los caminos regresan inexorablemente a Él. Por eso no pierdas el tiempo y te invito a seguirlo en los momentos buenos y malos. Si hay algo positivo de la pandemia, es que muchas personas han experimentado la conversión, sin embargo, a pesar de todo lo que ha pasado, muchos no reaccionan y viven en el mundo como si Dios no existiera, como cometas en el aire sin la dirección del amado, como si el mundo les perteneciera, apagando los sueños del otro para enriquecerse, como si el dinero fuera su único "dios". Ya basta, no te engañes, busca al Señor, acércate a la cruz, no esperes la tragedia para arrepentirte y ahí si correr hacia el resucitado.


Esta pandemia nos ha llevado a hacer un alto en el camino, a detenernos y meditar sobre nuestra vida, como la estamos viviendo desde lo personal, espiritual o laboral, en fin, a descubrir la misión por la cual Dios nos ha enviado.


Hagamos de nuestros hogares un jardín de oración para que nuestra alma seca y dormida despierte de aquel sueño profundo en la cual se encontraba sumergida y florezca de alegría y esperanza desplegando sus hermosos pétalos. Solo basta ver el rostro de Jesús en la Cruz para percibir de sus ojos la verdad, de su nariz la respiración de su alma para darnos vida y de su boca maltratada, el triunfo ineludible de su palabra para mostrarnos el verdadero camino.


En este difícil tiempo de sobrevivencia, cada segundo que pasa es una sonrisa que Dios nos brinda, cada minuto que transcurre es una mirada que el Señor nos lanza, cada hora que pasa es un abrazo que el Espíritu Santo nos da y cada día que pasa es una bendición que el Rey de Reyes nos regala; no desaprovechemos las grandes maravillas que solo Él nos puede dar, para realizar grandes obras y transformar todo aquello que en nuestro alrededor esté lleno de oscuridad en un camino colmado de una espléndida luz sin fin.


En esta época Señor danos la sabiduría para encontrar palabras que te enamoren, gestos que te cautiven, aplausos que te despierten alegría, voces que aclamen permanentemente tu misericordia y miradas que conquisten tus ojos de amor.


Gracias Señor por esta ciudad dos veces santa, donde el sol amigo de Dios y la luna amiga de la Virgen, se unen para vislumbrar el día maravilloso de la oración y la noche fervorosa de la contemplación. Lugar de ensueño donde la bendición del mar contagia de fe y alegría a samarios y turistas, los paisajes de la Sierra Nevada son adornados por el arco iris del amor y las playas son regadas por las olas de la esperanza.


En el devenir de la vida sufrimos cambios inesperados que solamente la voluntad de Dios los puede explicar. Recibamos con amor la tierra bendecida del Señor, para que en esta pandemia sembremos las semillas de la fe que nos conceda la gracia de transformar nuestro corazón en un fruto amoroso de Dios.


Quiero terminar con el siguiente poema espiritual:


Como no amarte Dios,

Si por medio de la naturaleza me hablas a través de la lluvia,

Me abrazas al contemplar los paisajes,

Me acaricias con solo mirar al mar,

Me proteges con la sombra de los árboles,

Me alegras al escuchar a las aves,

Y me guías como el río a sus corrientes.

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