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EL PRINCIPIO DE LA HUMANITAS

Por: Rafael Porto C. Abogado y Periodista.


El principio más importante de acuerdo a mi visión jurídica, ética y moral es el principio de la humanitas. Se puede decir que este principio fue inspirador en la tarea del legislador romano, pues tiene algo de cercanía con la filantropía y con cierta inclinación de amor, benevolencia y compasión hacia los hombres. Es preciso enfocar la mirada hacia este valioso principio no solo en el ejercicio del derecho, sino en el campo de las relaciones sociales. Ver al otro como medio para un fin agrede la dignidad humana. Precisamente este principio moral kantiano cobra fuerza en nuestra época, donde el respeto por la persona humana está distante de ser un camino recorrido por todos.


La humanitas se puede relacionar con la aequitas, que es el concepto romano de justicia, equidad, conformidad y rectitud que son valores tan importantes, que, si el hombre se propusiera a caminar bajo la luz y guía de estos, y sí todas sus actuaciones estuvieran encaminadas bajo la fuerza, contenido y significado de cada uno, probablemente las relaciones y la propia existencia serían más deseables y llevaderas.


El ser humano como imperfecto que es, y dentro de su finitud, -reitero- debe orientar su conducta bajo este principio. El hecho de ser bondadoso, amable, y benigno con el otro aportaría una cuota de dulzura a nuestro corto y frágil paso por el planeta. Mediante el cultivo de la humanitas podría el hombre reducir la barbarie de la cual ha sido creador y protagonista, barbarie que ha venido azotando al mundo a lo largo de la historia. Las guerras han sido la constante, y parece que cada día retrocedemos en la consecución hacia un mundo pacífico, lo cual es un indicador de que el estado de naturaleza del hombre es la guerra, no la paz.


Como se sabe, la condición humana ha sido víctima en distintas épocas de la historia, verbigracia, las dos grandes guerras mundiales del siglo XX. Las Cartas constitucionales de la posguerra en países como Alemania e Italia incluyeron en sus Constituciones como piedra angular y gran principio a la dignidad humana, producto, -tal vez- del sentimiento de culpa universal por la sangre derramada.


Finalmente, considero que el cultivo de la recta razón podría alimentar el principio de la humanitas para lograr, sino el dominio total, el aplacamiento de las pasiones que nos conducen al salvajismo. Sócrates pensaba que sólo existía un bien, el conocimiento, y solo un mal, la ignorancia. De esta manera la educación o formación se hace necesaria cada vez más en la sociedad. Es indispensable hacer reposar el espíritu en la templanza, la prudencia, la fortaleza, y la justicia para hacer de la existencia humana un arte y una bella canción.

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