Por: Cristian Morelli E. Abogado Penalista.
En el complejo panorama que envuelve al Magdalena, la reciente tensión derivada de operaciones militares en Guachaca requiere un análisis desde la perspectiva legal. Las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN), a través de comunicados, plantean su búsqueda de una paz total evidenciando la complejidad del desafío para alcanzar la estabilidad en la región.
La Constitución Política de Colombia consagra el derecho a la paz como fundamental, un derecho que debe traducirse en acciones concretas, más allá de meras declaraciones. De otra parte, los tratados internacionales ratificados por Colombia, imponen obligaciones claras respecto al respeto de los derechos humanos, aún en contextos conflictivos. Este llamado de las ACSN no debe ser subestimado, sino considerado con seriedad, abriendo la puerta a un diálogo que resguarde la seguridad y bienestar de la población civil.
Desde el Magdalena, región rica en cultura y diversidad, la paz se presenta como una oportunidad para el desarrollo sostenible y la prosperidad. La legalidad demanda que las acciones de la fuerza pública se ajusten a los principios del derecho internacional humanitario, evitando la vulneración de los derechos fundamentales de la población civil. Debemos destacar que la verdadera paz no solo reside en palabras, sino en acciones concretas que delineen un futuro de reconciliación y progreso para nuestra amada Colombia y especialmente para el Magdalena.
En tal contexto, la región magdalenense se erige como un microcosmos donde la paz no es solo un anhelo, sino una necesidad imperante para preservar la identidad y el bienestar de sus habitantes. La riqueza cultural y natural de este rincón colombiano merece ser protegida y fomentada a través de un clima de estabilidad duradera.
Es esencial reconocer que la paz no es un acto unilateral, sino un compromiso colectivo que exige la participación activa de todas las partes involucradas.