Columna 7

20 de jul de 20212 min.

PADRES REFERENTES

Por: Rafael Castañeda Amashta.

Nunca pierdo la oportunidad de ir a mi pueblo, Fundación, ya que se convierte en una excusa para evocar mi buen pasado, porque me recuerda quien soy y porque me permite disfrutar la compañía de familiares y amigos. Además de eso, porque como dice la canción, ´Parrandas Inolvidables´, del compositor Gustavo Gutiérrez, ´yo no puedo separarme de las cosas mas hermosas, más ligadas a mi vida´.

Es por eso que el pasado lunes feriado me encontraba en un populoso barrio de mi pueblo, cuando comenzó un aguacero que impidió que realizara la diligencia que iba a hacer. LLovía tan fuerte que las gotas tenían que hacer cola. Como ya es costumbre, jóvenes y adultos salen a las calles a correr o jugar durante los aguaceros. Enseguida recordé mi infancia, cuando la lluvia era un pretexto para jugar fútbol en plena calle y también cuando al apretar más, salía con mis amigos a trotar alrededor de la plaza principal.

Al regresarme en mi vehículo para mi casa, observé un grupo de adolescentes que caminaban descalzos, y algunos iban sin camisa. Mientras manejaba contemplaba la lluvia. De pronto, me invadió una corazonada que sienten las abuelas cuando algo va a ocurrir, por lo que ´hundí la chancleta´ para salir del sitio. Había recorrido unos metros, cuando sentí que una piedra grande lanzada por uno de ellos, había impactado en la lata de mi vehículo. Ese pálpito o intuición que tuve antes que eso sucediera, fue lo que evitó que algo mayor pudiera pasarle a mi integridad o al vehículo.

Sentí una ráfaga de espanto y una sensación de miedo, provocadas por la percepción del peligro y cuando miré por el retrovisor, los ví huyendo como cobardes. Enseguida, sentí tristeza porque no había ninguna razón, para que hubieran hecho ese ataque al vehículo o a la persona, que en ese momento estuviera pasando por ese lugar. Lo hicieron, tal vez porque son adolescentes que están confundidos y llenos de temores, porque sus familias están fracturadas y sus padres, no le han indicado el camino que deben tomar en la vida. También porque sus vidas llenas de turbulencia, giran alrededor de la duda e incertidumbre que les ocasionan una baja autoestima.

Ya en la tranquilidad de mi casa, y con la sensación muy relajante que produce estar en una hamaca, analicé todo y llegué a la conclusión que nuestra juventud necesita referentes, ciudadanos honestos, modelos para imitar, instituciones serias y organizaciones que trabajen por el bien, pero principalmente padres con valores y virtudes que eduquen en el respeto y en la búsqueda de la verdad y la justicia. Nuestra sociedad requiere con urgencia padres sólidos con disponibilidad de tiempo, para que le tracen a los hijos, límites que le modere su conducta.

Es por eso, que es hora que cojamos el ´toro por los cachos´ y nos convirtamos en padres referentes, para formar ciudadanos de bien y buenos profesionales. Solamente así tendremos una mejor sociedad y podremos gritar a todo pulmón, la canción de Diomedes Díaz, que dice:

Si te inspira ser zapatero

Sólo quiero que seas el mejor

Porque de nada sirve el Doctor

Si es el ejemplo malo del pueblo.

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