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ÁLVARO URIBE Y SU CRÍPTICA DETENCIÓN

Actualizado: 27 ago 2021

Por: Cristian Morelli E.


A lo largo de mi trasegar estudiantil he aprendido muchas cosas, no solo en lo jurídico sino en lo personal, formar un criterio objetivo es propio de los grandes espíritus, no hacerlo es peligroso. De entrada quiero dejar claro que esta no es una columna de opinión política, es una percepción personal con base en la ley y el panorama social que se ha dibujado a partir de la detención de un expresidente de Colombia; que inspira profunda admiración en unos y repudio excesivo en otros.


Con ocasión a la medida de aseguramiento del expresidente Uribe he vislumbrado médicos penalistas, administradores penalistas, músicos penalistas, periodistas penalistas; que abundan, entre otros. Con cierto grado de satisfacción, con la creencia que se hizo justicia a su parecer. De lo anterior es necesario esclarecer que:


1. La medida de aseguramiento no es una condena.


2. La medida de aseguramiento domiciliaria del ex mandatario, es una privación transitoria de la libertad personal mientras cursa el proceso penal.


3. El fin de la misma es rodear de garantías y transparencia el debate criminal.


4. Al no haber condena como lo dije en el numeral 1, no hay un pronunciamiento de fondo, es decir, la Corte no ha determinado que Álvaro Uribe sea culpable de la presunta conducta punible.


La presunción de inocencia es un principio constitucional que debe ser respetado, la medida de aseguramiento es un tema procesal penal que no significa la anticipación de una pena.


Los detractores del expresidente Uribe deben dejar ese discurso panegírico al sistema procesal bajo la creencia de una inminente condena, debemos incitar el respeto por las instituciones indistintamente de quien sea juzgado, las determinaciones judiciales solo deben ser refutadas en el marco legal, puede que la decisión de fondo sea absolutoria; es una de las dos posibilidades.


Es importante no caer en un juego pueril fundamentado en argumentos abstrusos, ello es una patología invasiva para la salud de la república, como también lo es, el fanatismo desenfrenado, bien decía el célebre emperador romano Marco Aurelio en su obra literaria Meditaciones: “el primer privilegio de la condición humana es la sociabilidad”. El segundo es el saber resistir a las pasiones; porque en un movimiento que emana de la razón y del alma, es recomendable circunscribirse en sus límites naturales y huir de la peligrosa influencia de los sentidos y de los apetitos desordenados, siendo estos dueños soberanos del animal.


Es claro que muchos seguidores del exmandatario Uribe Vélez se encuentran devastados por la medida preventiva que el aparato judicial le ha impuesto, pero ello no es motivo para salirse de los cabales, incluso amenazando por redes sociales a personas que no piensan de igual manera, estamos en una democracia, regida por un Estado Social de Derecho, cada quien es libre de expresarse y seguir una ideología, siempre y cuando no raye en conductas contrarias a los derechos del prójimo. La falta de tolerancia y el irrespeto a la idea del otro en Colombia, ha tenido efectos mayormente malignos que cualquier pandemia habida y por haber, las segundas tienen periodo de caducidad por el brazo científico, pero me pregunto ¿Cuál será la vacuna de la tolerancia?, en mi divagación interna pasean las siguientes palabras: educación, fraternidad y cultura. Espero no estar equivocado, pero espero aún más, poder vivir en una patria unificada, donde se construya a partir de las diferencias.


¿Soy uribista?


El punto que la mayoría de mis amigos y conocidos quieren leer es este, no puedo negar que mi ideología es conservadora, a mucho honor, también es cierto que me identifico con los postulados que por mucho tiempo aportó al desarrollo del país el expresidente Uribe en tiempos de gobierno, pero más certero es decir que a medida que el hombre escudriña el conocimiento, anida más sabiduría y repite menos. A portas de terminar mi carrera como abogado, he comprendido que debemos seguir ideas y no hombres, el hombre por naturaleza tiende al desacierto, las ideas se mantienen incólumes. ¿Es una persecución? No lo sé, puede ser. En Colombia a diario salen a la luz casos donde la instrumentalización de la justicia es protagonista, pero al ser un hombre de leyes no tengo más camino que mirar a través de los ojos de la ley, acatar la decisión de la honorable Corte y optar por incitar a mis allegados a lo mismo, por ende el calificativo de uribista, lo cambiaría por seguidor de las ideas bases de la centro derecha, creo en la inversión privada, la importancia de la cohesión social y la seguridad como rectora de la tranquilidad pública y privada. Seguir ciegamente no es digna de la sensatez.


Un concepto más profundo respecto a los motivos legítimos de la Corte Suprema de Justicia, sería irresponsable darlo, no conozco el expediente ni las razones sopesadas en la balanza con fundamento al principio de proporcionalidad requerido para la imposición de la medida de aseguramiento. El respeto por las altas cortes del país es la regla imperativa, ese es el deber ser, una anomalía y eventual irrespeto seria la excepción, muchos han sido los sucesos torticeros a lo largo de la historia en los cuerpos colegiados, pero si no es demostrado es inaceptable poner en tela de juicio la institucionalidad y, por ende el principio de independencia de los poderes públicos.


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