Por: Catalina López Lafaurie.
En estos meses, los medios y las quejas se han centrado en los tapabocas, las empresas, el salir a la calle o no salir, el teletrabajo y demás; pero poco se ha centrado la atención en los niños. Sí para los adultos ha sido difícil manejar el aislamiento ¿cuánto más lo ha sido para los más pequeños?
Aunque nadie estaba preparado para esta pandemia, el Gobierno Nacional en un principio se mostró desubicado con las medidas adoptadas para los niños, jóvenes y universitarios. Con el paso de los meses, nuevas plataformas digitales fueron implementadas como una estrategia de ayuda, para que tanto docentes como estudiantes reforzaran de manera didáctica los conocimientos escolares en cada área.
Lo cierto es que, como parte del desarrollo psicosocial de un ser humano, es fundamental el relacionamiento con otras personas fuera del núcleo familiar y, en medio de una pandemia ha sido imposible, lo que ha generado ansiedades y desinterés de los niños y niñas por aprender. Además, muchos padres tampoco estaban preparados para este radical cambio en sus rutinas de vida.
Los niños han manifestado desde sus hogares con rebeldía, que la metodología y las actividades implementadas no están siendo efectivas para mantener entusiasmados a los más pequeños. Ya no quieren conectarse a clases, ni hacer tareas, ya ver a sus amiguitos a través de una pantalla dejó de ser entretenido.
Hay que resaltar la loable labor de esos docentes que pese a las circunstancias han estado prestos a cambiar sus rutinas, adaptarse a los medios digitales y disponer cada día su actitud para compartir sus conocimientos.
Ahora que se podría acercar la eventual reapertura de las escuelas, se adoptan los protocolos y nuevos ánimos surgen en los más pequeños. De hecho, en aras de fortalecer la cultura inclusiva desde jóvenes, el Partido Alianza Verde presentó un proyecto de ley ante el Congreso para que las instituciones educativas incluyan en el currículo el lenguaje de señas como una materia.
Cuán importante es incluir, debido a que los niños entre más jóvenes son, más vulnerables a las frustraciones pueden ser. En medio de tantas políticas implementadas en el sistema educativo ¿qué hay para quienes sus habilidades desarrolladas como zurdos y no como el común, sí las editoriales y el sistema no tiene una solución para estos pequeños, y por el contrario, son ellos los que deben adaptarse al sistema?
Por otro lado, el desastre que ha dejado esta pandemia ha sido el drástico aumento de los casos de maltrato y abuso infantil. ¿Quién los protege sí estos hechos ocurren dentro de su entorno “seguro”? Más de 4.300 niños fueron abusados sexualmente este año, según el Instituto de Bienestar Familiar. Otro dato alarmante es que cada hora, tres niños son maltratados en Colombia, cerca de 24 mil casos al año y eso, solo corresponde al 30% de los casos que son denunciados, debido a que el 70% restantes quedan impunes.
Hay que dejar de creer que los niños son el futuro y comenzar a pensar que son el presente, cada esfuerzo que se haga por una juventud sana, jamás será un esfuerzo perdido. La pandemia nos ha golpeado a todos, y los niños y niñas no han sido la excepción.