Columna 7
LIBERACIÓN POPULAR
Actualizado: 17 jul 2021
Por: Rosember Rivadeneira Bermúdez.
Luego de una extensa jornada de reflexión
concluí que en el mundo existe libertad de
pensamiento, pero no la de expresión.
Somos libres para pensar e imaginar, pues
de esta forma nuestra alma se puede
liberar, pero estamos limitados para hablar
porque quienes detentan el poder y sus
esbirros se pueden molestar.
El lema es “vive callado y sufre por todo lo
que hayas hablado.”
Falsamente de prudente te tildan si en tu
interior sepultas lo que piensas, pero te
castigan por lo que expresas, en la palestra
pública te someten, en tu vida personal se
entrometen, en la fosa de la inmoralidad
con miles de mentiras te sumergen y a
balazos a las voces autorizadas enmudecen.
Imagina lo que quieras, pero si investigas
entonces te hostigan, a la mano negra te
envían y con panfletos al destierro te obligan.
En muchas partes del planeta te engañan
diciendo que antes robaban y nada hacían,
pero ocultan que ahora roban, destruyen lo
poco que el pueblo tenía y con débiles
ladrillos y obras inconclusas el peculado
justifican.
Compran a comunicadores necesitados,
famélicos inmorales, destructores e
influyentes para que si algo denuncias a
ellos te enfrentes y a punta de trinos te den
hasta en la frente.
A los empleados y contratistas del pueblo
sus redes sociales supervisan, a una
constante actividad los obligan y con sus
likes y comentarios la lealtad con el partido
confirman.
Pasan los años y, aunque en el poder se
perpetúan, todas sus maldades a los de
antes se las apuntan.
A pesar que todos los políticos en
campaña el agua potable prometen, la
única que llega es la que del cielo
desciende o las negras que de las
alcantarillas emerge y de esta forma la
sociedad en la putrefacción se sumerge.
Con tinta perversa las estadísticas
maquillan, al pueblo falsamente informan
indicando que las oportunidades de
empleo incrementan, que la pobreza
erradican e incluso que la seguridad
garantizan, y hasta se ufanan de que el
hambre combaten, pero en la realidad
degradan al pueblo para que los
ciudadanos colgados en la soga se maten.
Incluso el porte legítimo de armas prohíben
para que los bandidos a los ciudadanos
mortifiquen, en nuestros hogares nos
acorralen, mientras las autoridades a los
mototaxistas combaten, y hasta se les
ordena que a los vendedores ambulantes
los productos arrebaten, pues en el caos y
la pobreza los políticos aseguran su grandeza.
Es lamentable observar a los inconscientes
defender a sus opresores, y que no
adviertan que los empobrecen con
las mismas técnicas políticas de los
malhechores tradicionales.
Cambian los colores para disfrazar sus
malas intenciones. Los rojos nos exprimen
hasta que nos sacan los ojos. Los azules
nos arrebatan incluso lo que escondemos
en los baúles. Los naranjas persiguen
hasta a los de las granjas y cuidado te les
enfrentas porque puedes aparecer en una
zanja. Los de amarillo te dan hasta con el
martillo, llegando al descaro de culpar a
otros y sentarlos en el banquillo. Los de
verde te conquistan con elegancia, pero en
sus manos la confianza también se pierde
y por eso al votar por ellos la consciencia
te remuerde.
Observan en la bandera de la patria el
método cifrado para apoderarse de
nuestras riquezas y enviar nuestra alma al
eterno cielo azul mediante el
derramamiento de nuestra sangre,
mientras al cóndor alimentan con nuestra
carne.
Los bellacos tienen al pueblo dividido, pues
de esa forma logran que sus delitos los
arrojemos al olvido.
¡No dejan gobernar! ¡No dejan gobernar!
es la nueva técnica mundial para someter
y manipular a un pueblo con la cabeza
vacía y carente de valentía.
Por eso, a causa de tu provocada
ignorancia e hipnotizado, en la próxima
campaña a favor de sus secuaces el voto
depositarás y el flagelo se repetirá y como
siempre te arrepentirás cada vez que de
hambre a tus hijos veas llorar.
Increíble que los jóvenes tontamente
principien a creer en las mentiras que los
ancianos sabiamente se propusieron
vencer, por eso truncan sus expectativas
de crecer.
Entonces, los libretos de la mafia y la
violencia se perpetúan y aunque te
conquisten con un nuevo líder, el circulo
vicioso continúa.
Pero las ironías también se perpetúan,
pues al que honestamente denuncia, como
a Cristo, el pueblo lo crucifica, pero con los
años reconocerán que por negarse a
escuchar perdieron la oportunidad de
progresar.
A pesar de ello, cuando las injusticias
observo, mi pluma se activa para escribir,
pues al pueblo tenemos que instruir e
informarle que su tarea no se agota al
elegir, sino que también le corresponde
dirigir.
Con poesía a la consciencia colectiva
podemos despertar, su espíritu nutrir y de
esta u otra forma su poderío revivir,
pues solo en equipo a excelentes mandatarios
podemos elegir y decentemente a los
tiranos excluir.