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LAS ELECCIONES NO SOLO SE GANAN CON VOTOS, SINO CON UNA ESTRATEGIA LITIGIOSA INTEGRAL.

Por: Ariel Quiroga Vides. Abogado.


El litigio, entendido como esa acción que va orientada por una estrategia clara que a su vez busca obtener un resultado, el cual se contrapone a los deseos que otros buscan concretar, no solo cobra vida en los estrados judiciales, sino también en otros escenarios, como por ejemplo, en diligencias de lanzamiento administrativa o en audiencias de conciliación, donde es válido mostrar los dientes para disuadir a la contra parte de que es mejor negociar, y también por qué no decirlo, en las elecciones a cargos de elección popular.


Ganar una elección no solo se consigue buscando la mayor cantidad de votos, sino también cuidando estos uno a uno, desde la mesa de votación con los testigos electorales, pasando por las reclamaciones que se resolverán en comisiones escrutadoras, en el Consejo Nacional Electoral, e incluso ante el Contencioso Administrativo con la radicación de nulidades electorales, y por qué no decirlo, con la interposición de denuncias penales por la comisión de delitos contra los mecanismos de participación democrática.

En primera medida, debe tenerse en cuenta que la preparación de los testigos electorales es crucial, pues son la primera línea de infantería de una organización política, que en primer estadio desea superar el umbral para tener opción de que sus candidatos obtengan credenciales o curules, por eso, es importante que el testigo electoral no solo vaya a cuidar las garantías de su candidato preferido, sino de toda la lista del partido u organización política que representa.


Existen dos clases de testigos electorales, los que ejercen su función ante las mesas de votación y los que van a las comisiones escrutadoras locales, distritales o generales, en todo caso es un trabajo concatenado que depende en parte del trabajo de unos y de otros en los diferentes niveles.

En las elecciones regionales del año 2014, cuando aún no me había graduado como abogado, fui gerente de campaña de un candidato a la Asamblea del Madalena (Eduar Torres Ruidiaz), que afortunadamente obtuvo su credencial. Además de ser su gerente, era su testigo electoral en comisión escrutadora general y su abogado, (fue una campaña hecha con las uñas) y en esa ocasión presencié como dos candidatos de listas de partidos “tradicionales” y con una financiación enorme, se disputaban la última curul, y esta se definió con las decisiones que se tomaron sobre unas reclamaciones que habían sido presentadas en niveles inferiores.

Aunque es muy importante cuidar voto a voto en cada mesa y comisión escrutadora, e incluso ante el Consejo Nacional Electoral, la última palabra no ha sido dicha, pues aún le queda al ciudadano inconforme (puede ser cualquier persona) o al candidato afectado, la acción de nulidad electoral, que debe presentarse dentro de los 30 días siguientes a la publicación del acto a demandar, esta acción ha demostrado ser eficaz, pues un año después de cada elección, empiezan a caer candidatos que habían ganado en las urnas, por otros que ganaron en los estrados.

Aun así, si el afectado desea ir más allá, y pretende que se castigue punitivamente a los presuntos infractores de la Ley electoral, puede echar mano del Código Penal, específicamente del título XIV capitulo único, que nos habla de los delitos contra los mecanismos de participación democrática.


En la costa estamos acostumbrados a ver un carnaval en las votaciones; hechos insólitos que abrazan con sentido de pertenencia todo tipo de organizaciones políticas, pero que deben ser anulados del comportamiento participativo, pues hay que entender que el país o la región no surgen, si el sentimiento que impera es el de lucro individual por encima del beneficio colectivo. Debo aclarar, defiendo el capitalismo, pero en la economía, no en las elecciones.

En las últimas elecciones de autoridades territoriales (gobernación y alcaldías), se hicieron famosas algunas imágenes de un municipio del Magdalena, donde algunos sujetos prendieron fuego a las tarjetas electorales y a las urnas posterior ha haberlas pateado, pues bien, este tipo de acciones están tipificadas en el Código Penal como perturbación de certamen democrático, el cual impone una pena de hasta 12 años. Otra conducta muy común, específicamente en el departamento del Magdalena, que actualmente se ha viralizado hasta el punto de hacerse con desparpajo, es el constreñimiento al sufragante, que impone una pena de hasta 18 años, si esta es ejercida por un servidor público que amenaza por ejemplo, con no renovar un contrato de prestación de servicios o de quitarle un beneficio gubernamental a la víctima, esta conducta va de la mano con otra denominada corrupción al sufragante, que trae una sanción hasta de 12 años de prisión.

En total son 16 los delitos electorales, los cuales solo mencionaré para que los tengan en cuenta y no se les ocurra cometerlos, y si aun así sucumben a la tentación, en mis oficinas los espero, pues tienen el derecho constitucional de una buena defensa. Art. 386 Perturbación de certamen democrático, Art. 387 Constreñimiento al sufragante, Art. 388 Fraude al Sufragante, Art 389. Fraude en Inscripción de Cedula, Art. 389-A Elección ilícita de Candidatos, Art. 390 Corrupción de Sufragante, Art. 390-A Tráfico de Votos, Art. 391 Voto Fraudulento, Art. 392 Favorecimiento de Voto Fraudulento, Art. 393 Mora en la Entrega de Documentos Relacionados con una Votación, Art. 394 Alteración de Resultados Electorales, Art. 395 Ocultamiento, Retención y Posesión Ilícita de Cédula, Art. 396 Denegación de Inscripción, Art. 396-A Financiamiento de Campañas Electorales con Fuentes Prohibidas, Art. 396-B Violación de los Topes o Límites de Gastos de Campañas Electorales y Art. 396-C Omisión de información del aportante.

Un apunte final, ninguno de estos delitos es excarcelable, es decir que en caso de ser condenados es muy probable que pasen unos años reflexionando en una de las asquerosas cárceles colombianas, recuerden, viven en Cundinamarca no en Dinamarca, aquí no tendrán habitaciones individuales ni para dos reos, no habrá libros, jardines ni un lago que apreciar, no hay salubridad, no hay jabones (que no se les caigan), solo cucarachas y call center improvisados.

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