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LA PÓLITICA PANDÉMICA


Por: Carlos A. Gomes Casseres Vergara. Consultor Empresarial y Gestor Público. @conferenciascarlosa


“El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido”.

Winston Churchill.

La crisis que ha generado la pandemia del coronavirus SARS-COVID-2, como consecuencia del retar a la naturaleza, al sobrepasar las leyes universales de Dios, y la agenda de la humanidad sin tener en cuenta al ser supremo; nos tiene sumidos en un estado de incertidumbre general, sin certeza terrenal, porque han transcurrido dos años de pandemia y a ciencia cierta no sabemos dónde se originó, quién es el culpable, desconocemos el juego del poder, no hay pistas, no sabemos quién lo dirige, no sabemos si está en los designios espirituales; por eso es que la hipótesis que más fuerza tiene, es la teoría de conspiración por el enfrentamiento de potencias de China, Rusia, EE.UU y Europa.


Indiscutiblemente la pandemia nos cambió la manera de vivir de las personas; el relacionamiento lo llevo a la mínima expresión, convirtió la relación social en mecanismos de prevención, cambió la estructura laboral por la virtualidad, los hábitos del buen vivir pasaron a situaciones extremas de cuidado, las reglas del entorno social cambiaron y vivimos en una constante amenaza viral de resultas mortales. La pandemia ha creado una desafección a lo material, no existe un punto de conexión, es globalmente acéfala y ecuménica, no tiene ADN propio, e increíblemente desequilibró la producción y la supervivencia de los sistemas económicos, por lo tanto urge buscar medidas contingentes de proactividad para superar la crisis generada.


La política es la ciencia para gobernar un Estado-Nación, es el medio que dirime los conflictos entre las personas, los grupos humanos y los convierte en democracia; es la estructura del Estado a través del ejecutivo, legislativo y judicial, la cual nos rige y controla para poder vivir en sociedad. Pero por condición indirecta a lo que ha sucedido, la pandemia debería cambiar la forma de hacer la política, el electorado está en situación de miedo, exige más claridad en los temas, estamos aportas de un estallido social, la sociedad esta ávida de oír soluciones concretas pos pandemia.

En secuencia lógica con todas las restricciones sanitarias que se han implementado de carácter constitucional, están por encima de la dignidad humana, partiendo de la premisa de que toda la población está en la obligación de vacunarse, se viene la pregunta ¿Es posible que se restrinja el derecho fundamental al voto a la población no vacunada? ¿Para el proceso electoral se tienen que seguir todos los protocolos de bioseguridad tan complejo para hacerlos cumplir en estos eventos?


Las redes sociales han distorsionado la realidad y la mentalidad del mundo, han creado otra realidad virtual donde se conjugan el nacionalismo, populismo y el autoritarismo, en juntura con las doctrinas religiosas que ha direccionado a la sociedad a la disyuntiva entre el miedo y la obligación, con lemas como que la vacuna inocula un chip para el control de la personas, y en respeto la ley médica, que ninguna persona puede ser obligada a un procedimiento farmacéutico, sin el propio consentimiento libre e informado ¿debe primar el bien común contra el bien particular? y es donde la crisis pandémica lleva a la confrontación social y lo judicial, que solo se dirime anteponiendo la ética, que es la única en estos casos resuelve los dilemas anverso a los valores humanos. Y viene la pregunta final ¿Pueden ejercer el derecho a votar las personas no vacunadas? La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer. Bertolt Brecht.

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