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LA MAGIA DE TENERLO TODO...

Por Elsie Betancourt.


“La magia de tenerlo todo”… resume lo que es nuestra querida Santa Marta. Con playas y paisajes espectaculares, con música especialmente de vientos (papayeras), entre otras con un macizo montañoso que tiene todos los climas y propicios para la agricultura (hoy desafortunadamente cobija otras siembras), comida típica, gente descomplicada y lo que es más chévere, el realismo mágico que caracteriza el ADN de su cultura que hace que sea catalogada como ciudad única e irrepetible.


Mi papa trabajó en la United Fruit Company ubicada en Sevilla-Magdalena, por 25 años. Allá en El Prado, que era donde vivían las familias de los empleados de la compañía bananera cuando ésta se radicó en el Magdalena, crecimos con todas las costumbres samarias y también las gringas. Crecí, comiendo (guineíto verde) que ahora es el famoso “cayeye” junto con la mazamorra de plátano, alimento que expandí a la alimentación de mis hijos cuando pequeños… resultado: hombres sanos y fuertes. Mientras mis padres vivían en Sevilla, mi hermana y yo nos pasábamos temporadas viviendo con mi abuela y mis tías; seguimos los estudios en el Prado School de Santa Marta, luego en el Liceo Colombia, cuya rectora era Catalina Correa de Hernández, gran pedagoga pero que me infundía mucho miedo con su volumen de voz y de boca y finalmente en el Liceo Celedón, donde nos graduamos de bachillerato.

Recuerdo que la casa donde vivíamos se ubicaba en la conocida Calle Tumbacuatro (Calle 19 con kr.3); Santa Marta se caracteriza por tener unos nombres pintorescos en sus calles: Calle del Río, Calle del Pozo, Calle Burechito, Calle de la Sequia, que era una calle ancha, la Calle de la Cárcel, en donde estaba la cárcel y luego pasó a estar el Colegio Hugo J. Bermúdez. Los pintorescos barrios eran entre otros Pescaito, Manzanares, Barrio Ancón, este último ya no existe.

De los recuerdos más gratos que tengo, son de cuando nos trasladábamos de Sevilla a Santa Marta por tren. Los paisajes eran lindos y el ruido del tren avanzando mitigaba el aburrimiento de la ansiada llegada a la samaria. Alrededor de los pueblos de la Zona Bananera: Sevilla, Latal, Orihueca, Río Frío, Varela (donde había una leyenda que decía que salía el diablo…) Ciénaga, Papare, don Jaca, Pozos Colorados, Gaira, hasta Santa Marta, el tren era el medio de transporte más importante en esas poblaciones. Aclaro que también estaban los buses. Las idas de Sevilla a Santa Marta tenían una parada obligatoria que era en Ciénaga, en donde las almojábanas, el agua de maíz, la freskola, eran apetecidos por todos nosotros (mis hermanos). Es bueno acotar que el transporte de banano llegaba sin interrupción todos los días del año al punto de embarque en Santa Marta. Hoy, el abandono de este medio de transporte es casi total…


Me parece interesante mencionar que La finca Macondo, quedaba a 20 minutos de Sevilla; era bananera y ahora cultiva la palma. Recibía ese nombre porque estaba lleno de árboles de macondo que eran como ceibas gigantes. De este árbol se inspiró García Márquez ya que la sonoridad de su nombre (del árbol), fue la que lo atrajo para tomarlo como el nombre de su imaginario pueblo. El macondo se alzaba más de 50 metros hacia el cielo; dicen los que vivían en la finca que se le oía hablar de vez en cuando y sus flores volaban en Abril, como las mariposas amarillas del Macondo soñado de nuestro nobel.


La música es un capitulo muy especial de Santa Marta.Típica es la papayera, grupo de vientos acompañado por percusión, que procedían de Guacamayal o Sevilla en su mayoría y ahora ya se han instituido como elemento que aglutina fiestas. Por todos es sabido que Carlos Vives es uno de los intérpretes que más lejos ha llevado el nombre de Santa Marta. La tierra del Olvido escrita por él es sólo un ejemplo de su gran legado. Una canción que siempre mueve las fibras de cualquier samario es El Helado de Leche, escrita por el cienaguero Eulalio Meléndez en 1900 y que todavía está vigente en nuestros corazones… no sé si en los más jóvenes cale igual; podría considerarse como un himno a Santa Marta, así como Te Olvidé del maestro Peñaloza, lo es del Carnaval de Barranquilla. Otra canción inolvidable que es un referente de la samaria es Santa Marta tiene tren. Legado que permanece invariable. Las procesiones en Semana Santa, acompañados por gran parte de ciudadanos eran de una solemnidad absoluta y más porque eran acompañadas por músicos en vivo. Me solían emocionar esos desfiles.


En Santa Marta se come un arroz que en muy pocas ciudades se come: el arroz de lisa, el típico arroz de payaso como se le llama por el rastro que deja el aceite al comerlo y más si es en hojas de bijao. La sopa de pescado no se queda atrás. En diciembre es muy común sentir el efecto de “La Loca”, la brisa decembrina que refresca y pone en aprietos a muchos. Ésta se lleva lo que encuentra a su paso y anuncia como ventolera la época más linda del año, como lo canta Moisés Angulo en su inolvidable canción Brisas de Diciembre que a todos nos llena de nostalgia y alegría y más con los recientes cambios que se están dando en el planeta.


Tras el auge del banano y la exportación del carbón, a nuestra querida Santa Marta le tocó el desarrollo turístico, siendo uno de los principales destinos turísticos de Colombia, con atractivos como El Rodadero, Taganga, las ensenadas del Parque Tayrona, sitios arqueológicos como Pueblito, Ciudad Perdida, la Quinta de San Pedro Alejandrino y la espectacular Catedral Basílica de Santa Marta, ¡496 años cumple la ciudad más antigua de Colombia y la segunda más antigua en Suramérica! Al escribir sobre todo ese legado, me transporto a la pérdida de esencia que han sufrido las fiestas y los lugares emblemáticos de la ciudad… porque realmente lo que prima es la fiesta por la fiesta, la farandulería, dejando a un lado la esencia y los porqués de las celebraciones y los sitios.


Describir el acervo que cualquier samario tiene, llevaría mucho espacio… quizás pueda aburrir a mis lectores, pero creo que si conocemos nuestra historia y la compartimos, conservaremos intacta nuestra identidad y la magia de tenerlo todo… seguirá engrandeciendo a la Perla de América…

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