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EL REY DESNUDO

Por: Ariel Alberto Quiroga Vides. Abogado litigante. Secretario General del Colegio de Abogados de la Universidad del Magdalena. Socio directivo de la firma Uno Legal. Panelista del Faro MD y columnista.


En la historia hemos aprendido que los caudillismos son nefastos para los regímenes democráticos, que se necesita un Estado fuerte más que un individuo omnipotente, pues el segundo será poderoso pero el primero débil y muy corrupto.


Cuando en las democracias nacionales o territoriales se gira sin tapujos al culto de un personaje, créanme que hay que aguzar el oído, el ojo y el índice derecho, pues en el ejercicio de la última actitud, tal vez toque cambiar nuestras preferencias de voto popular, e imprimir un alto a los abusos cometidos y a los por venir.


Lo anterior es un celo que todo demócrata, republicano y quién se repute como federalista debe tener, sino es así, es porque en el fondo solo existió un mini Napoleón, al que en algún momento le tocará quedarse solo en Santa Elena, mientras en la distancia, mira como aquellos que tanto incendiaron su megalomanía, se lanzan como ratoncitos por la borda y buscan acomodarse con otras banderas, y todo para salvar lo que siempre les importó, “el contratico”.


Si el caudillismo descarado es a lo que vamos, entonces los ciudadanos y gremios amantes del orden republicano y democrático deben cerrar filas, pues de esa vorágine solo se beneficiará el reyezuelo, su familia, su corte y los dependientes de la prestación de servicios, pero la gran mayoría quedará relegada y sufriendo las realidades de la calle, mientras el pequeño grupo se aloja en el Olimpo del culto y el fanatismo.


Uno espera que al abrir la camisa se revele un fuerte sentido democrático y no la cara de un simple mortal, al que pretenden pintarle el rostro de rojo y hacerlo parecer como el dios Júpiter que se pasea en su auriga por las calles de Roma, pero ignoran que si un simpatizante como el suscrito ya muestra serias dudas al proceso, es porque la desbandada es inevitable.


Existe miedo en aceptar estas reflexiones, y lo comprendo, una finca personal en la que impera la informalidad, el amiguismo servil, el desempleo, la inseguridad y un acceso precario a los servicios públicos, no le da mayor opción a los siervos de la gleba que acercarse lo más que puedan a su señor feudal, pues es el mayor proveedor del territorio. ¡Que gran error!


El rey está desnudo pero nadie se atreve a decirle que es un error el sectarismo, que usar su nombre como si fuera César aumenta el miedo a su autoritarismo, que pelear frontalmente con todo el mundo solo atrae desgracias a sus administrados, que asumir de frente las peleas de sus familiares es nepotismo, y que pretender llegar a otros departamentos del Caribe a imponer sus candidatos es ignorancia.


Ahora más que nunca es necesaria una tercera vía, una fuerte y sobre todo una que tenga credibilidad, pues en las calles da la impresión, que los de antes y los de ahora, aunque enemigos, han escogido los mismos caminos.

Como siempre lo aclaro para aquellos pigmeos del análisis, mis posiciones políticas nada tienen que ver con la defensa de mis clientes, por ellos, para ponerlo bien puntual, sean uribistas o petristas doy la vida, lo doy todo, y mis resultados son los que hablan.
















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