Columna 7
EL PRINCIPIO DE SEPARACIÓN DE PODERES PÚBLICOS: UNA GARANTÍA IRREFUTABLE
Actualizado: 27 ago 2021
Por: Cristian Morelli E.
Como seres políticamente organizados en sociedad, los individuos debemos someternos a unas reglas de juego preestablecidas con el fin de garantizar el orden y armonía social, siendo este el fin máximo de todo Estado democrático, como el colombiano; al cual somos subyacentes. La transparencia no es negociable, enérgicamente debemos repudiar cualquier conducta contraria a la moralidad pública, los principios y valores no tienen color político, son autónomos, a través de ellos se alcanza la virtud que al fin y al cabo es la que debe prevalecer como característica intrínseca al ser humano y sobre todo a cualquier individuo que pretenda prestar un servicio social a través del ejercicio público.
La separación de poderes públicos, es decir, ejecutivo, legislativo y judicial no es una premisa meramente ornamental diferenciadora, es un postulado constitucional que merece todo el respeto del caso, desnaturalizar el mismo comprende la polarización de todo un país, logrando así el aumento vertiginoso de la intolerancia, atraso y desestabilización institucional. Paradójicamente dicha desestabilización proviene de la misma ley, a mitad de mi carrera de derecho me preguntaba constantemente por qué los senadores de Colombia eligen por disposición jurídica al Procurador General de la Nación o por qué el Contralor General de la República es elegido por el congreso en pleno, esto no es un problema de un presidente en concreto; nuestro sistema legal y constitucional desnaturaliza directamente la tripartición del poder público.
Recientemente comentaba esta situación con un profesor del alma máter al cual pertenezco, el cual muy sensatamente me decía: “Cristian ellos nunca van a legislar en contra suya...” “¡Claro que le creo!” respondí. Esta realidad por cuenta propia no se modificaría sino hay un clamor contundente por parte de la ciudadanía en general por reformar todas estas dinámicas torticeras que dejan al Estado Social de Derecho por el suelo y nos exponen íntegramente a la burla internacional. Los grandes cambios comienzan en el sentir de las masas, al fin y al cabo como dice nuestra Constitución en su artículo número 3º “La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público.” El buen sentir del pueblo, respetuoso, mediando los instrumentos adecuados es la mejor representación de lo que hoy conocemos como democracia.