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EL DÍA QUE CANTÉ CON LEANDRO DÍAZ

Por: Rafael Porto C. Abogado y Periodista.



A propósito de la nueva producción del Canal RCN sobre la vida y obra del coloso de la composición vallenata Leandro Díaz y protagonizada por el cantante vallenato Silvestre Dangond, recordé una anécdota con el “Homero del vallenato”, como lo llamó la “Cacica” Consuelo Araújo Noguera.


Corría el año 1997, aunque mi memoria podría fallar y ya no sé si fue en 1998, en todo caso lo que importa es lo que les voy a relatar a continuación. En el pictórico y folclórico pueblo de San Diego, ubicado en el departamento del Cesar se celebra a mitad de año un festival vallenato. Viajamos de Santa Marta por segunda vez un grupo de amigos, Iván Hernández “Pitre”, Jorge Mario Rosado (Q.E.P.D.), su hermano Javier Rosado, su padre que nos secundaba siempre, el gran “Yayo” Rosado, Aarón Aarón, Wicho Aarón, entre otros.


Allí conocí al Monito Arzuaga, excelso verseador y ganador de múltiples festivales vallenatos en piqueria, a Yube Sehoane, cantante vallenato, con quien tuve la oportunidad de interpretar mi acordeón. –A los que no saben, o no me conocen bien, el acordeón ha sido un instrumento que me ha acompañado desde temprana edad y en ocasiones le he sabido arrancar unas buenas notas como cuando me presenté ese mismo año– en San Diego– y en el festival vallenato en Valledupar en los años 2008 y 2009 en categoría aficionado–. También conocí al “Moñoñoño”, otro gran verseador y amigo, quién me acompañó en el canto y en la interpretación de la caja en esa aventura de presentarme por primera vez en un festival vallenato.


Dije aventura, creo que más bien fue atrevimiento de parte mía, pues nunca me he dedicado al acordeón, ha sido mi hobby, hasta ahí. Calculen ustedes que uno de mis contrincantes, –que entre otras cosas es al único que recuerdo–, fue nada más y nada menos que Rolando Ochoa (R8), quién para la época ya mostraba sus dotes de buen acordeonero. A mi memoria llega en este momento el merengue de autoría de su padre Calixto Ochoa “palomita volantona”, interpretado por R8 en la contienda musical.


Pues bien, el pueblo se vestía de gala, la alegría rebosaba por los poros de la gente, me bajé de la tarima, acababa de terminar mi presentación musical, interpreté el paseo La creciente del Cesar de Rafael Escalona, El hombre de mala, merengue de Leandro Díaz, el son Alicia Adorada de Juancho Polo Valencia y la puya Mi pedazo de Acordeón de Alejo Durán.


Mis amigos no cabían de la dicha. Caminamos alegremente de la plaza a la casa de la tía Jiña, bueno, en realidad era la tía de Jorge Mario Rosado, a quién cariñosamente le llamábamos “JO”, pero por ese fin de semana se convirtió en tía de una camada de jóvenes de escasos veinte años de edad.


Y fue en la esquina de su casa donde tuve mi encuentro con el gran Leandro Díaz. Vi que se acercaba acompañado de un señor, entonces con fuerza exclamé: “¡Ey muchachos miren, es Leandro Díaz!, me le acerqué y le dije: “maestro mucho gusto mi nombre es Rafael Porto y soy de Santa Marta, vine con unos amigos y estoy participando en el festival”. A lo cual contestó: “Rafa mucho gusto, te llamas como un amigo mío que también es compositor que se llama Rafael Escalona, ¿sabes quién es?, contesté: “claro que lo conozco, soy seguidor de sus canciones y de las suyas también”. Y con esa picardía e inteligencia que caracterizaba al maestro Leandro entonces dijo: “tócate un disquito mío para hacerte unos versitos a ti y a tus amigos”. Entonces aprovechando que tenía el acordeón en mi pecho interpreté “Bajo el palo e’ mango” y fue ahí donde comenzó la piqueria entre Leandro Díaz y yo, versos iban versos venían, él exaltó las bellezas de Santa Marta y su gente y yo la grandeza de su talento, no recuerdo cuánto tiempo duró el encuentro, pero sé que fue lo suficiente para que en mi memoria se inmortalizara ese bello y mágico momento.


¡Que viva por siempre Leandro, el hombre que veía con los ojos del alma!


Aquí pensando en voz alta 1: el 14 de abril de 2016 escribí un merengue- a los que nos saben, también soy compositor vallenato, o bueno, “soy un pálido reflejo de esa inmortal memoria”, como dijo el cantautor Iván Ovalle en su célebre canción La fuerza del amor-. Sí, un merengue en homenaje a Leandro Díaz titulado “Que no muera el folclor”.


Les dejo como primicia el primer verso:


Murió Morales con Emiliano,

Y nos cayó la gota fría,

Y Leandro Díaz que no veía,

Que con Matilde perdió batalla,

Hablé con Ivo que me decía,

Rafa está muy triste la sabana,

Si en el pasado sonreía,

Hoy está de luto mira que vaina,

¡Por qué Leandro no escribiría,

¡Un verso más a una enamorada! (Bis).


Aquí pensando en voz alta 2: Si ven por ahí a Ivo Díaz díganle que lo estoy buscando otra vez pa´ que me cante el merengue que le escribí a su papá.


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