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EDITORIAL 6 DE MARZO: SANTA MARTA: ¿LA TIERRA DEL OLVIDO? PARTE II

Sigamos hablando de construcciones. La mega biblioteca es una obra que pretende llenar el vacío en una ciudad que no tiene hábito de lectura y que a la vista se encuentra o se encontraba hasta hace poco sin libros. Debería servir esta obra para instaurar las bases del conocimiento y así cultivar en nuestros jóvenes el hábito de la lectura.


Debería también servir esta obra para recuperar el sentido de pertenencia por nuestra ciudad hoy perdida por los antivalores, la cultura impopular, el reguetón y sus letras en detrimento contra la mujer, la música norteña y su culto a las drogas y narcotraficantes mexicanos y colombianos, coadyuvado por series de televisión que patrocinan la pérdida de identidad cultural dejando de lado la trayectoria de nuestros juglares de la cultura vallenata que con sus grandes melodías y letras convertidos en poemas conquistaban los sueños de las mujeres.


Ahora bien, pasemos a un tema de suma importancia para los ambientalistas. El incontrolable aumento de invasiones en nuestros cerros con barrios constituidos es preocupante. En los lotes personas de origen venezolano se acomodan para suplir sus necesidades de vivienda, lo que de paso los hace propietarios de casas en la ciudad, mientras que miles de compatriotas aún no cuentan con una solución de vivienda.


En Santa Marta la destrucción es imparable, las autoridades ambientales del DADSA Santa Marta solo se preocupan por sacar de circulación las bolsas plásticas en los supermercados porque su descomposición demora años por no ser biodegradables, pero se hacen los de la vista gorda con los escombros en nuestras calles, las invasiones ilegales en los cerros de Santa Marta, las talas de árboles, las quemas de basura lo cuál produce el humo que envenena nuestro ecosistema.


Esta denuncia de talas, quemas, y humos se vienen haciendo desde hace dos años en el sector de Bureche, cerca al colegio Bureche por el kilómetro 3 vía a Gaira y entrada a Villa Betel y Simón Bolívar. Personas de nacionalidad venezolana se desplazan libremente quemando todo a su paso porque hay intereses económicos que pagan a $14.000 pesos el saco de carbón de leña, lo que es un incentivo económico para que se hagan más hornos de leña en Villa Betel.


Todos podemos ver el estado real de nuestros cerros, las talas, las quemas y las construcciones ilegales que en estos puntos mencionados son el foco de miseria y de la desigualdad social en el distrito de Santa Marta.


Estas quemas y el humo se generan porque los llamados “chirretes” destruyen la propiedad privada en el sistema eléctrico para hurtar los cables y en su proceso de reciclaje hacen quemas de cables y llantas para sacar el cobre lo cual genera humo contaminante en este punto crítico y olvidado por las autoridades.


Que diferente seria que estos funcionarios de corbata que se muestran en redes sociales con amplia experiencia académica y trayectoria pública pudieran atender las necesidades reales en la ciudad de la gente que dicen representar.


Los invitamos a ver el video para que saquen sus conclusiones.







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