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EDITORIAL 27 DE FEBRERO: SANTA MARTA: ¿LA TIERRA DEL OLVIDO? PARTE I

Con toda la problemática social que azota a la ciudad de Santa Marta no podemos ser considerados la perla de América por las razones que a continuación compartimos con nuestros lectores.


Desde la llegada del señor Carlos Caicedo Omar, y su cortina de humo con el partido la “mancha naranja”, su gestión deja un sinsabor en el colectivo samario. Desde su aterrizaje al poder se destila un aire de autoritarismo nunca antes visto. Fungió como alcalde en el periodo 2012-2015 y por segunda vez estuvo en la sombra del poder en el periodo de Rafael Martínez. Hoy sigue teniendo el control como Gobernador y como alcalde, pues para nada es autónoma la sra. Virna Lizi Johnson Salcedo, entonces se puede decir, que es otra fachada más en esta gran obra de teatro.


Pues bien, hay varios temas por mencionar y el primero se circunscribe a la construcción de los escenarios deportivos. Estos han sido realizados a las carreras y con altos sobrecostos que para nada se ajustan a las necesidades reales, son sedes deportivas que no están a la altura de obras semejantes en las capitales importantes del país.


Los escenarios en Santa Marta no cumplen ciertos estándares de calidad, pues no cuentan con bases sólidas en concreto y mantenimiento en hojas de láminas, no son acordes estructuralmente, tampoco sus diseños son dignos de una obra de ingeniería, son un monumento a la politiquería de concreto que se vanagloria con una placa conmemorativa. Todo luce bien en los sueños del faraón que hoy mal gobierna los fondos de la capital y del departamento del Magdalena.


El gobernador ha optado por un discurso “llorón” o de queja constante, alega que los fondos del Magdalena fueron saqueados por las familias con los apellidos que por años han marcado la miseria y el desfalco en Santa Marta. Es considerado por muchos el mesías de las falsas promesas.


De acuerdo con su discurso él ha llegado para tomar el control y no permitir que podamos seguir entre los departamentos con la peor educación, salud y otros servicios que son derechos básicos. Vergüenza nos debe dar estar al mismo nivel del Chocó y de la Guajira.


Por otra parte, “la mancha naranja” ha usurpado los símbolos e identidad de la imagen institucional de la Gobernación del Magdalena y de la Alcaldía de Santa Marta. El color naranja está hasta en la sopa. Las camionetas y empresas de servicios públicos tienen el slogan “el cambio es imparable”, esto es una muestra de proselitismo barato con la misión de posicionar en la mente de los ciudadanos su movimiento político.


El pueblo magdalenense no puede permitir que esto siga ocurriendo, los recursos con que se desplazan los automóviles pertenecen a la Gobernación y la Alcaldía, por tanto debe respetarse la imagen institucional, son los colores institucionales los que deben primar y no el color naranja. Ningún otro partido había usurpado los colores institucionales, ningún otro gobernante se había atrevido a tanto.


Esta historia continuará…


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