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Editorial 24 de octubre: OCÉANOS DE PLÁSTICO


Lo que ocurre con nuestros océanos es verdaderamente preocupante. La contaminación causada por el plástico en los ecosistemas acuáticos ha crecido exponencialmente en los últimos años y se prevé que se duplique para el año 2030, con consecuencias para la salud, la economía, el clima y la biodiversidad.


El informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señala la contaminación del planeta causada por el plástico como una “crisis mundial”, es menester actuar rápidamente y de forma coordinada para contener este problema, pues es urgente reducir la producción mundial de plástico y de residuos plásticos en el medio ambiente.


Para hacernos una idea del problema prestemos atención a la siguiente cifra: 7.000 millones de los 9.200 millones de toneladas de producción acumulada de plástico entre 1950 y 2017 se convirtieron en residuos plásticos, tres cuartas partes de los cuales fueron desechados y depositados en vertederos, formaron parte de flujos de residuos incontrolados y mal gestionados o fueron vertidos o abandonados en el medio ambiente, incluso en el mar.


El plástico es de hecho la fracción más grande, más dañina y más persistente de los desechos marinos, y representa al menos el 85% del total de esos desperdicios, según el documento, titulado De la contaminación a la solución: una evaluación global de la basura marina y la contaminación por plásticos.


Es cierto que el mundo ha logrado un importante crecimiento económico en las últimas décadas, sin embargo, éste ha ido acompañado de grandes cantidades de contaminación, con graves efectos en la salud humana y los ecosistemas, así como en el funcionamiento de algunos de los principales procesos de los sistemas terrestres, como el clima.


Algunas las especies marinas, como el plancton y los moluscos, hasta las aves, las tortugas y los mamíferos, se enfrentan a riesgos de intoxicación, trastornos del comportamiento, inanición y asfixia. Los corales, los manglares y los pastos marinos además están sofocados por desechos plásticos que les impiden recibir oxígeno y luz.


Por otra parte, el cuerpo humano es vulnerable a la contaminación que generan los residuos plásticos en las fuentes de agua, lo cual podría causar cambios hormonales, trastornos del desarrollo, anomalías reproductivas y cáncer. El plástico es ingerido a través de los productos del mar, bebidas e incluso la sal común, pero también penetran en la piel y pueden ser inhalados cuando están suspendidos en el aire.


Finalmente, la basura marina y la contaminación del plástico afecta a la economía mundial. Los costos que acarrea la contaminación por plásticos en el turismo, la pesca, la acuicultura y otras actividades, como las limpiezas, se estiman entre 6.000 y 19.000 millones de dólares en 2018. Y se proyecta que para el año 2040 el riesgo financiero anual podría ser de unos 100.000 millones para las empresas si los gobiernos exigen que cubran los costos de la gestión de residuos en los volúmenes esperados.


En resumen, el mercado mundial del plástico en el 2020 se ha estimado en unos 580.000 millones de dólares, mientras que el valor monetario de las pérdidas de capital natural marino se estima en 250.000 millones de dólares al año.


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