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DE PICTOGRAMAS A EMOJIS

Actualizado: 19 jul 2021

El lenguaje no sólo describe la realidad, sino que además es capaz de crearla. Nuestra forma de hablarnos a nosotros mismos afecta tremendamente a nuestra manera de relacionarnos con el mundo”.


Mario Alonso Puig.


El gran peligro de la globalización es que nos empuja a una megalengua común.”


Umberto Eco.


Por: Esperanza Niño Izquierdo.


La sociedad más antigua estudiada hasta el día de hoy, cuyos primeros vestigios vieron la luz en época decimonónica, pero que guardaron silencio por milenios, ocultando la riqueza que contenían, tal vez porque sólo ahora en estos tiempos aciagos se quisieron revelar. Múltiples razones habrá para evaluar este milagro arqueológico. Nos referimos a las Tablillas Sumerias escritas en signos cuneiformes, recientemente traducidas a lenguas modernas, con lo cual descubrimos un mundo rico en historia, mitos, creencias, dioses y diosas, en general un cúmulo de conocimiento encriptado de su cosmogonía, de su forma de entender lo físico y lo metafísico que los rodeaba sin por supuesto, utilizar estos vocablos.


Igual situación se presentó con la escritura jeroglífica de los egipcios que fue coetánea con esta civilización sumeria 3.500 años antes de la era occidental. Ellos nos mostraron con su escritura ideográfica, con sus pictogramas, todo ese mundo epopéyico del más allá en “El libro de los Muertos” y que decir de sus gestas, costumbres, ritos y riquezas, la fauna y la flora del Río Nilo, del peso de las culpas del alma, medidas sopesando el corazón y guarnecido por Anubis aquel guardián de la necrópolis, del mundo de los muertos. Muchas de ellas, hoy resurgidas de las entrañas de enormes capas de arena, que como los siglos, guardaron innumerables secretos y conocimientos diversos de las épocas faraónicas.


En el afán de los antiguos de trascender en el tiempo, de vivir en el más allá, dibujaron y registraron con una escritura misteriosa, imposible de comprender para nosotros por muchos siglos, todas sus historias, sus conquistas, su hermosa cosmogonía del surgimiento de la tierra, de los hombres y sus dioses. Así, emergieron sus ideas que permanecieron sempiternas para nosotros, tal como lo dice el proverbio árabe: “El hombre le teme al tiempo, pero el tiempo le teme a las pirámides”. Se podría deducir entonces, de este pensamiento, que una civilización que escribe nunca muere, se conserva o se transforma pero trasciende en el tiempo y el tiempo le teme por su perennidad. Hoy, después de milenios permanecen entre nosotros, resurgen de las arenas del desierto en grandes yacimientos, revelándonos sus saberes como queriendo devolver el tiempo consolidando así su inmortalidad.


Bellos poemas nos legaron aquellas gentes que adoraban los astros, las estrellas el sol y la luna, la naturaleza, el aire, la tierra, el fuego, los elementos. Ella, la luna en tiempos sumerios, en tiempos de la gran escritora, astrónoma, matemática, sacerdotisa que administraba el templo donde se guardaban los granos sagrados del Imperio Sumerio, hija de Sargón, nacida en Ur, Enheduanna, primera mujer en la historia conocida, que dejó impresa en tablillas “toda una figuración psíquica de lo divino”, en palabras de Yolanda Ramirez Michel. Enheduanna o sus escribas, en una de las tablillas que hoy han sido descifradas, registraron todo aquello que representaba la diosa/dios mayor. La luna, femenina y masculina a la vez, creadora y destructora al tiempo, generosa y vengativa, diosa del sexo, defensora de la naturaleza, protectora de los débiles, madre de los cuatro puntos cardinales: Inanna; plasmando entonces, sus cantos al astro luz/ noche; Nanna e Inanna: reina del cielo y de la tierra:


“Señora de todas las esencias, luz plena…

eres una inundación descendente desde una montaña oh primaria.

diosa lunar del cielo y de la Tierra

tu fuego cae sobre nuestra nación

Nanna te da cualidades, órdenes sagradas y tú decides…

¿quién puede entenderte?

en tu arpa de suspiros

yo escucho tu canto fúnebre...


(Gerda María Leuenverger. Rio de Janeiro).


La riqueza imaginaria que contiene la traducción de estas tablillas impresa en un lenguaje de hoy, quizás no nos alcance para expresar con palabras de nuestra moderna lengua, aquello que quisieron manifestar en bellos cantos, estos seres de la antigüedad dedicando composiciones materiales, humanas a todo lo inmaterial, a lo absoluto, al alma inmortal de lo divino. Lo que importa en sí mismo es su enorme riqueza espiritual. Las interpretaciones de las tablillas varían según quienes las traducen y al idioma que se lleven, pero su contenido es a todas luces apreciable, de incontable valor histórico y ejemplo de profundo sentido espiritual enmarcado en hermosa narrativa literaria.


Inanna tablilla Cuneiforme

























(Fotos : Wikipedia)(https//sumerios.info>dioses-sumerios).


Posteriores descubrimientos arqueológicos en Nínive volvieron al mundo de los vivos, emergidos de la biblioteca de Asurbanipal las tablillas en signos cuneiformes contentivas de cantos y epopeyas alusivos a la creación de los hombres, sus luchas, sus conquistas, el gran diluvio universal tal como la Epopeya de Gilgamesh, Rey de Uruk. Del que cuenta la historia fue un Rey que gobernó Asiria mediante métodos tiránicos y dueño de un gran egoísmo. Relata la leyenda que Gilgamesh realizó un viaje en busca de la inmortalidad llegando hasta los confines del mundo en búsqueda de este don, allí se enteró del diluvio universal, regresa exhausto sin la fórmula de la inmortalidad, pero fuerte tal como partió bendecido por los sacerdotes. También relata el encuentro de este Héroe, dueño de un tercio de su existencia a los dioses y el otro resto a los humanos, pues su madre era mortal, el encuentro con la Diosa Instar y la creación de un héroe salvaje que le haría contrapeso llamado Enkidú. Esta epopeya, pone de manifiesto la vida y costumbres de la antigua Mesopotamia. Palabras que nos llegan al presente contadas y escritas 4.000 años atrás, sobreviviendo continuamente al naufragio de los siglos:


Las lágrimas corren por la cara de Gilgamesh…

voy a recorrer un camino

por el que nunca he andado

desconocido para mi

debiera estar contento

con el corazón gozoso.”


(Fragmento Wikipedia).


Por su parte los fenicios, antiguo pueblo (a. C.) que circundaba las aguas del mar mediterráneo, bordeando el territorio continental e insular conocido hasta entonces. Llevando y trayendo al África y del África no sólo mercancías, sino noticias, costumbres, ritos de un lado a otro impregnando y enriqueciendo pueblos a su paso con sus dotes comunicadoras, que posteriormente los llevó a inventar el alfabeto que fuera después transformado por los griegos y adoptado por los Romanos convertido posteriormente en el alfabeto latino que servía al idioma Latino del cual derivan las lenguas Romances.


El idioma castellano que por estas fechas celebramos, proviene precisamente del Romance. Motivo de orgullo para todos aquellos que Don Quijote cobijó con su manto de riqueza literaria. Así pues el idioma castellano, como técnicamente debe llamarse por ser aquella lengua la que se hablaba en Castilla, lugar de donde partió la primera idea y financiamiento para descubrir las tierras indias.


La fuente de Cervantes en la que han abrevado miles de escritores, viene procurando desde tiempos inmemoriales un desarrollo inconmensurable de literatura, prosa y poesía hermosamente expresados gracias a la riqueza de vocablos, modos, modismos, contenidos en el gran diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, que año tras año engrosa las filas de nuevas palabras que van haciendo parte del lenguaje en la medida de los desarrollos y avances sociales, científicos técnicos y tecnológicos que realiza la humanidad. Cabe destacar aquí, la obra que ha permitido a la lengua española enriquecerse aún más, gracias al “sistema de sinónimos, palabras afines … Que conducen al lector desde la palabra que conoce al modo de decir que desconoce” tal como lo expresa la misma autora Maria Moliner en su “Diccionario de uso del español”, filóloga y lexicógrafa de origen aragonés. Otro legado que una mujer entrega al mundo de las letras del idioma castellano.


Como decíamos, el idioma castellano hoy hablado por una población cercana a los 580 millones de personas, ha producido textos de gran valía, en la poesía y en la literatura inundadas de palabras entretejidas en preciosas urdimbres de gran calado, narrativas que insuflan sentimientos que inflaman las venas del espíritu.


Ahora bien, el momento histórico que vive el mundo moderno de este siglo XXI y particularmente el segundo año que corre en pandemia ha generado enormes desarrollos tecnológicos que de manera rápida obsolescen lo que hoy somos y lo que utilizamos. Nos “actualizan” día a día en una eterna carrera espiral como si fuese realizada en una inmensa noria fatigante para el espíritu y deshumanizadora de los hombres. Hoy somos “usuarios”, ya no nos llamamos por nuestro nombre. Pero no solo nos deshumaniza. No. Es tal la carrera en que se haya sumida esta sociedad global que ya no hay tiempo ni espacio vital, para que los niños y la juventud desarrollen el idioma, el uso de la palabra que transfiere conocimientos, emociones aquella que permite el desarrollo neuronal de la abstracción, aquella que lleva a crear mundos inimaginables o a descubrir lo imaginado, lo creado, lo viejo, lo vetusto, lo atávico, lo presente o lo futuro. No. Hoy ya no es necesario enhebrar palabras para tejer entramados poéticos, ni literarios, inclusive pictóricos, pues todo lo aquí dicho, la evolución de la escritura, hasta llegar a nuestros días, ¿se habrá perdido?. Hoy vale más un Emoji creado a propósito para que no nos esforcemos en buscar la palabra adecuada, el verbo rector, el adjetivo preciso, ya que con aquellos podemos expresar sin pensar, sin dificultad alguna todas las posibilidades humanas de los sentimientos. Pareciera que los antiguos habitantes de la Mesopotamia y Egipto con sus pictogramas llenos de poesía y narrativa se nos hubiesen adelantado, solo que detrás de aquellos existían y existen aún hoy sin descifrar, mundos y riquezas humanas inconmensurables.


¡Que viva la palabra!



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